En la actualidad, nuestro mundo está cada vez más conectado y elementos como la tecnología y la comunicación digital juegan un papel fundamental en nuestra vida cotidiana. Sin embargo, esta conexión constante también conlleva riesgos en cuanto a la privacidad de nuestros datos personales. En este contexto, los data brokers o corredores de datos han surgido como una figura clave en la recopilación y comercialización de información personal.
Los data brokers son empresas que se dedican a recopilar información personal de diversas fuentes, como redes sociales, registros públicos y bases de datos comerciales, para luego venderla a otras empresas o instituciones. Esta información puede incluir desde datos básicos como el nombre y la dirección hasta información más específica como el historial de compras o la ubicación geográfica. La mayoría de las veces recopilan información sin nuestro consentimiento explícito. Además, esta información puede ser utilizada para tomar decisiones importantes sobre nosotros, como la aprobación de créditos o la selección de candidatos en un proceso de selección de empleo. Esto plantea preocupaciones sobre la equidad y la transparencia en la toma de decisiones, así como sobre la privacidad y la seguridad de nuestros datos personales.
Asimismo, los corredores de datos son una pieza clave en la publicidad digital, ya que ayudan a las empresas a dirigirse a audiencias específicas y personalizar su publicidad. Al recopilar información sobre nuestros intereses y comportamientos, los data brokers pueden ayudar a las empresas a crear anuncios que sean más relevantes para nosotros. Por ejemplo, si un data broker sabe que nos gusta hacer senderismo, puede vender esta información a una empresa de calzado de montaña para que esta pueda anunciar sus productos en nuestras redes sociales.
De esta manera, obtienen nuestra información personal a través de diversas fuentes, incluyendo:
Registros públicos: como registros de propiedad, licencias de conducir y registros electorales.
Compras en línea: estas entidades pueden recopilar información sobre las compras que realizamos en línea a través de cookies y otras tecnologías de seguimiento.
Redes sociales: los corredores de datos pueden obtener información de nuestras cuentas de redes sociales, incluyendo nuestros intereses, actividades y conexiones.
Aplicaciones móviles: muchas aplicaciones móviles recopilan información sobre nuestros hábitos de uso y ubicación, que luego pueden ser vendidos a los recopiladores de datos.
En muchos países, los gobiernos están comenzando a tomar medidas para regular la actividad de los data brokers y proteger la privacidad de los ciudadanos. Por ejemplo, en la Unión Europea, se ha implementado el Reglamento General de Protección de Datos (RGPD), que establece normas estrictas sobre cómo se pueden recopilar y utilizar los datos personales. Bajo el RGPD, los ciudadanos tienen derecho a saber qué información se está recopilando sobre ellos, así como a solicitar que se elimine esta información si no es necesaria. No obstante, la mayoría de los países carece de regulación específica.
A medida que la tecnología continúa avanzando, es probable que la actividad de estas empresas siga siendo una parte importante del ecosistema digital. Sin embargo, es posible que veamos un aumento de la regulación y la transparencia en la actividad de los recopiladores de datos, así como un mayor control por parte de los usuarios sobre sus datos personales.
En última instancia, es importante que los usuarios estén informados sobre la existencia y la actividad de los data brokers y tomen medidas para proteger su privacidad en línea. Al ser conscientes de cómo se utiliza nuestra información personal, podemos tomar decisiones informadas sobre con quién compartimos nuestros datos. Algunas de estas medidas incluyen:
Revisar la configuración de privacidad en nuestras cuentas de redes sociales y aplicaciones móviles para limitar la información que compartimos.
Utilizar herramientas de privacidad en línea, como extensiones de navegador que bloquean el seguimiento de cookies.
Leer las políticas de privacidad de las empresas con las que interactuamos en línea para entender cómo se utiliza nuestra información y tomar decisiones informadas sobre con quién compartimos nuestros datos.
Limitar la cantidad de información personal que, generalmente, compartimos en línea.