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Innovación y sostenibilidad: dos caminos en el mismo sentido

Resulta casi una obviedad que las empresas dedicadas a las tecnologías trabajen en la innovación. Sin embargo, siempre podemos repensar estos términos que utilizamos a diario. La naturaleza dinámica de la innovación y la necesidad imperante de la sostenibilidad son ejes clave para la planificación estratégica. Actualmente, la Unión Europea está enfocando el rumbo hacia una transformación constante y en el sentido de la innovación sostenible.


Modelos tradicionales de innovación vs modelos de innovación abierta

Los modelos tradicionales de innovación trabajan con la idea de contar con los expertos mejor calificados y de mantener todo bajo control, sobre todo en cuestiones como la propiedad intelectual. Mientras en ellos se impone un carácter individual e interno del trabajo innovador, los modelos de innovación abierta se construyen desde otro punto de vista. Estos plantean una relación estrecha entre lo externo y lo interno, desde el primer momento, proponiéndose como primer reto identificar, acceder e incorporar el conocimiento que sea necesario para desarrollar productos o servicios que resulten exitosos. Este cambio de paradigma implica una fuerte idea de colaboración, permeabilidad y expansión. 

Por su parte, los modelos de innovación abierta también contemplan la posible incertidumbre que puede surgir durante todo el proceso. En este sentido, el profesor de la Universidad de California Henry Chesbrough propone la comparación entre una partida de póker y una de ajedrez. Mientras este último es un juego de estrategia en el cual ambos jugadores cuentan con toda la información disponible, en el póker se tiene la información fragmentada y hay que decidir constantemente si aumentar o no la apuesta.  Ante esta situación, surge la pregunta clave: ¿cómo desarrollar la flexibilidad de ser ajedrecistas y jugadores de póker al mismo tiempo? En el artículo “¿Es tan difícil innovar?”, elaborado por Marcelo Vázquez, se afirma que puede lograrse si se gestiona la innovación como si se tratara de una disciplina.

Desde esta perspectiva, pensar la innovación de una manera abierta implica mucho más que simplemente “tecnificar” nuestra organización o empresa. Se requieren tanto cambios en el propio proceso como estructurales, tocando partes fundamentales como el modelo de negocio hasta las tecnologías usadas y la gestión del conocimiento o propiedad intelectual. De esta manera, es un cambio prácticamente completo del paradigma predominante en la organización. No obstante, esto permitirá al negocio ir a una mayor velocidad que la competencia y ser más competitiva, al aportar mayor valor añadido.  


El horizonte de la sostenibilidad

La Comisión Europea presentó, el 9 de marzo de 2021, una comunicación denominada “Brújula Digital 2030: el enfoque de Europa para el Decenio Digital”. En ella se enumeran cuatro puntos que se entienden como orientadores del proyecto común: competencias digitales, digitalización de los servicios públicos, digitalización de las empresas e infraestructuras digitales.

En el mismo sentido, la Comisión, el Parlamento Europeo y el Consejo, generaron en conjunto una declaración solemne interinstitucional sobre los derechos y principios digitales para esta “década digital”, entre los que se incluyen aspectos tan importantes como la seguridad y protección, pero también la sostenibilidad. 

Tal y como se expone, estos principios constituyen una defensa de los derechos de las personas y de los recursos ambientales, cuyo cuidado es de suma urgencia y prioridad. De hecho, la prolífica producción de documentos de organismos de la Unión Europea (UE) que buscan clarificar conceptos y criterios de lo que se considerará o no sostenible otorga un amplio marco regulatorio para unificar consideraciones.

Estos criterios se sintetizan en el Principio DNSH (Do No Significant Harm), que obliga a realizar una autoevaluación que asegure que la inversión o reforma no afecta negativamente a uno o a varios de los 6 objetivos explicitados en el Reglamento 2020/852, en su artículo 23: “la mitigación del cambio climático; la adaptación al cambio climático; el uso sostenible y la protección de los recursos hídricos y marinos; la transición hacia una economía circular; la prevención y control de la contaminación; y la protección y restauración de la biodiversidad y los ecosistemas”. El mismo reglamento, en su artículo 17, fija también el objetivo de fortalecer las inversiones en proyectos de infraestructura e innovación propicios a la lucha contra el cambio climático, alcanzando el 40% del Fondo Europeo para Inversiones Estratégicas.

Es por todo esto que los caminos de la innovación y la sostenibilidad adoptan un mismo sentido, en un mundo que se transforma profundamente y exige el máximo cuidado y conciencia en la gestación, creación y ejecución de lo nuevo. Así, la permeabilidad entre lo interno y lo externo de la organización o empresa es vital, tanto para su propio crecimiento como para el bien común.

En definitiva, estamos ante un desafío a la creatividad y una apelación a la responsabilidad compartida, siendo ambas cosas ineludibles.



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